Internacional
En el marco de la cooperación bilateral en seguridad y migración, Colombia y Estados Unidos firmaron un acuerdo de intención para el intercambio de datos biométricos de migrantes y el combate conjunto contra redes criminales transnacionales.
El documento fue suscrito en Bogotá por la canciller colombiana Laura Sarabia y la secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Kristi Noem, durante la visita de esta última al país. El pacto busca fortalecer los mecanismos de control migratorio e identificar a personas vinculadas con organizaciones criminales que operan en la región.
El acuerdo permitirá compartir información como huellas dactilares y otros identificadores biométricos para frenar el accionar de redes delictivas en las fronteras. Noem resaltó la importancia de esta alianza, señalando que hará más eficiente la detección de criminales y contribuirá a la seguridad de ambas naciones.
Por su parte, la canciller Sarabia destacó que este es un paso clave en la relación entre Colombia y EE.UU., aunque subrayó la necesidad de respetar los derechos de los migrantes.
Este pacto se suma a iniciativas previas en seguridad, como la implementación del sistema Angel Watch en 2024, que ha permitido impedir el ingreso de ciudadanos estadounidenses con antecedentes de delitos sexuales.
No obstante, el acuerdo ha generado cuestionamientos sobre su alcance y transparencia, ya que el contenido del documento es reservado. Además, el contexto político añade complejidad a la cooperación, con EE.UU. condicionado su relación a las acciones de Colombia en materia de migración y lucha contra el crimen organizado.
En paralelo, el gobierno colombiano avanza en conversaciones con Washington para coordinar estrategias en el Tapón del Darién y mejorar el proceso de repatriación de ciudadanos deportados desde EE.UU. Como parte de estos esfuerzos, el vicecanciller Daniel Ávila reveló que se estudia la posibilidad de que EE.UU. cofinancie vuelos de deportación, garantizando un trato digno a los migrantes colombianos.
Este acuerdo refuerza la colaboración entre ambos países en temas de seguridad, aunque persisten desafíos en su implementación y en la protección de los derechos de los migrantes involucrados.